El coaching tradicional es una metodología que ayuda a las personas a definir y conseguir objetivos personales o profesionales en un tiempo récord. Por su parte, el coaching consciente, utiliza los objetivos con los que superficialmente desea trabajar el cliente para hacer un trabajo más profundo de conectar con el origen de su sufrimiento y disolverlo de raíz. El origen de todo nuestro dolor está en último lugar enraizado en una simplificación e interpretación errónea que ha hecho nuestra mente, guardada en nuestro inconsciente y con la que nos hemos identificado. Pensar por ejemplo que una raza es o puede ser superior a otra, ha causado, y sigue causando en la actualidad, un dolor inmenso en muchas sociedades, países e individuos. Todas aquellas personas que crean realmente que existe una raza que es superior en valor a otra, no sólo hacen sufrir a aquellos que consideran inferiores, sino a ellos mismos, ya que todo lo que valoramos fuera lo valoramos dentro primero y todo aquello que rechazamos fuera lo hemos rechazado dentro con anterioridad y de manera inconsciente. Esto nos lleva a la irrefutable verdad de que para comprender cómo funciona nuestra mente, cómo se genera y propaga el dolor y cómo se trasciende, es absolutamente necesario desarrollar nuestra consciencia.

¿Cómo podemos perdonar a aquellos que nos hacen sufrir? Con el desarrollo de nuestra consciencia, hilando poco a poco los puntos, llegamos a comprender que una parte de la mente del que maltrata, insulta, desprecia u odia, ejerce las mismas acciones hacia una parte interna de su ser, y que más que ser realmente una estrategia de ejercer daño al otro intencionado es el resultado de un intento de liberarse de ese dolor.

Si estudiamos por encima el mecanismo de generación y transmisión del sufrimiento, podremos observar que es el más útil, y la vida lo toma para hacernos volver a la verdad. Dicha verdad sencillamente nos trae paz, por lo tanto si algo no nos trae paz, seguramente no sea verdad. Estudiando casos como el del racismo, el machismo o cualquier extremismo político o religioso, podríamos decir que la humanidad con el tiempo, poco a poco, va comprendiendo la verdad. Y ésta siempre estuvo ahí y esperaba pacientemente a ser descubierta. Por ejemplo, la verdad de que ningún sexo o ninguna raza es superior a otros, sino que somos complementarios; que ningún radicalismo político ni religioso puede sostener que unas personas valgan más que otras, sino que debemos entre todos crear un mundo mejor desde el respeto de nuestras creencias políticas y religiosas. Sin embargo, todas las situaciones no son tan fáciles de comprender. Cuando fallece un familiar, por ejemplo, superficialmente es muy difícil argumentar que ese acto no nos causa dolor, o lo que es lo mismo, que no nos quite la paz. Sin embargo, si en profundidad estudiamos un hecho tan dramático observaremos que la muerte es algo natural y el sufrimiento llega por el deseo de seguir teniendo la compañía de ese familiar ya que formaba parte de nuestro ser.

Este episodio también debe ser utilizado para crear consciencia, para cuestionarnos quienes somos y para concluir, que por mucho que nuestra mente trabaja en una línea espacio temporal, nosotros somos algo más que nuestros pensamientos y todos vamos a morir. Por ello, una vez que aceptamos la verdad y volvemos a ella, esto nos trae paz.

El desarrollo de la consciencia a través del coaching, o de lo que se denomina coaching consciente, consiste precisamente en ayudar a las personas a comprender estos tres puntos:

1. El origen del dolor está relacionado siempre con una desviación de la verdad (o lo que es lo mismo, con una mentira) que hemos hecho nuestra, que reside en nuestro inconsciente y que junto con el resto de mentiras forman lo que llamamos “ nuestra historia”. Esta historia, que no deja de ser una serie de mentiras que nos cuenta nuestra mente sobre quien soy yo y cómo funciona el mundo es con lo que se trabaja en coaching consciente. Esto es, con la disolución del ego.

2. El mecanismo que nos saca de este falso ser (o personalidad o máscara que tenemos encima) es la fuerza del dolor, puesto que sin el dolor nos estancaríamos en la mentira. Esto significa que para volver a la verdad, la mentira debe ser dolorosa.

3. Al integrar este mecanismo a través de la comprensión de que todo lo que nos pasa fuera, es una proyección de algo que nos ha pasado dentro, nos daremos cuenta de que nos estamos tratando inconsciente y constantemente mal a nosotros mismos. Por ejemplo; si criticamos a los demás, es porque nuestra mente no nos para de criticar; si los otros no nos valoran es porque nuestra mente no nos valora; si los otros no nos respetan, es porque nosotros antes no nos hemos respetado y de igual forma, tratamos mal a los demás, etc. Este mecanismo por el cual la mente trata de purificar lo que hay dentro sacándolo fuera, como sabemos no sólo no purifica el dolor si no que lo duplica. Si nos sentimos nosotros mal y tratamos a alguien mal, al final del día seremos dos los que se sientan mal. Sin embargo, si comprendemos por un lado que todo el dolor en este mundo ha sido creado por alguien a nivel mental teniendo en cuenta una parte de la realidad solo y no teniendo en cuenta el “todo” (y por ende separándose de la verdad); y por otra parte, que este dolor sólo puede ser transformado desde un nivel superior al que fue creado, comprenderemos lo importante que es desarrollar nuestra consciencia. Este nivel de consciencia superior, desde donde seamos capaces de superar las tres bases fundamentales de la mente: el rechazo, el juicio y la identificación, es el camino más rápido. Una vez comprendemos esto y conscientemente desarrollamos la aceptación, el no juicio y la no identificación, podremos desarrollar nuestra consciencia y desmontar nuestra historia.

En resumen, podríamos decir que, si las mentiras fueran como manchas en nuestras gafas que nos separan de ver la verdad, para volver a ver con claridad, sólo deberíamos limpiar nuestras gafas, no las de los demás. Con la claridad de dónde nos debemos centrar en nuestra vida, qué debemos hacer para sufrir cada día menos y cómo debemos hacerlo para ser lo más eficaces posible existe una metodología innovadora denominada coaching consciente. Si lo hacemos con suficiente intensidad de amor, con paciencia y método, no habrá mentira que se nos resista.

Irina de la Flor. Directora de Lo Mejor de Mí
Fundación Vivo Sano